Hacia el renacimientode la Cuarta Internacional

(Proyecto do resolución sobre el movimiento mundial, sometido a la Convención del SWP [Socialist Workers Party-Partido Socialista de los Trabajadores de los EE.UU.] por la Tendencia Revolucionaria en 1963.)


INTRODUCCION

1. Durante los últimos quince años el movimiento fundado por León Trotsky ha sido desgarrado por una profunda crisis teórica, política y de organización. Lo que ha aflorado a la superficie a causa de esta crisis ha sido la desaparición de la Cuarta Internacional como estructura significativa. El movimiento ha sido reducido por tanto a un gran número de grupitos, nominalmente reunidos en tres tendencias: el "Comité Internacional", el "Secretariado Internacional" de Pablo, y el "Secretariado Internacional" de Posadas. Los políticos superficiales esperan conjurar esta crisis a través de una fórmula organizativa -"unidad" de todos aquellos grupitos que quieran unirse alrededor de un denominador común programático. Esta proposición oscurece, y en verdad agrava, las causas fundamentales, políticas y teóricas, de la crisis.

2. E1 surgimiento del revisionismo pablista indicó cual era la raíz oculta de la crisis de nuestro movimiento: el abandono de una perspectiva revolucionaria de la clase obrera. Bajo la influencia de la relativa estabilización del capitalismo en los países industriales del oeste y de la victoria parcial de los movimientos pequeño-burgueses al derrotar el dominio imperialista en algunos países atrasados, la tendencia revisionista en el movimiento trotskista desarrolló una orientación que la separó del proletariado y la acercó a los líderes pequeño-burgueses. La conversión del trotskismo en un satélite de izquierda de las direcciones obreras y revolucionario-coloniales existentes, combinada con una ortodoxia verbal clásicamente centrista, fue simbolizada por Pablo-pero de ningún modo se limitó sólo a él o a su facción organizada. Por el contrario, las revoluciones cubana y argelina, han constituido los testigos de cargo que han probado que la tendencia centrista prevalece también entre ciertos grupos que originalmente se oponían a la facción de Pablo.

3. Existe una evidente y poderosa lógica en las proposiciones para la pronta reunifica ión de los grupos centristas dentro del movimiento trotskista. Pero "reunificación" alrededor de políticas centristas no puede significar el restablecimiento de la Cuarta Internacional. La lucha por la Cuarta Internacionales la lucha por un programa que incorpore la perspectiva revolucionaria marxista de la clase obrera. Es verdad que las doctrinas básicas del movimiento, formuladas en abstracto, no han sido denegadas formalmente. Pero con el abandono de una perspectiva revolucionaria los revisionistas recusan concretamente las bases programáticas de nuestro movimiento.

4. La esencia del debate dentro del movimiento trotskista es la cuestión de la perspectiva del proletariado y de sus elementos de vanguardia revolucionaria hacia las direcciones pequeño-burguesas del movimiento obrero ahora existentes, los estados obreros deformados y la revolución colonial. E1 meollo de la perspectiva revolucionaria del marxismo está en la lucha por la independencia d4 los obreros como clase de todos las fuerzas no proletarias; la fórmula política directriz y el criterio teórico es la democracia obrera, cuya expresión suprema es el poder obrero. Esto es aplicable a todos aquellos países en los que el proletariado se ha vuelto capaz de ejercer una política independiente- sólo las formas bajo las que se plantea la cuestión varían de país a país. Estas, formas, por supuesto, determinan la intervención práctica de los marxistas.

EUROPA

5. La recuperación y prolongada prosperidad del capitalismo europeo no ha producido, como pretenden los revisionistas de todos los colores, un movimiento obrero conservador. En realidad, la fuerza, cohesión, nivel cultural y combatividad potencial del proletariado europeo son hoy mayores que nunca. La derrota de De Gaulle por los mineros franceses y la persistente tendencia electoral hacia la izquierda, que actualmente se está acelerando en los países democrático-burgueses de Europa (principalmente Italia, Gran Bretaña y Alemania) ilustran este hecho.

6. Los intentos de los obreros europeos de ir más allá de las luchas económicas parciales hacia la transformación socialista de la sociedad han sido frustrados por la resistencia y la traición de la burocracia que está a la cabeza de las organizaciones obreras. En Francia los cuatro años de reacción que siguieron a la toma del poder por De Gaulle muestran el tremendo precio que todavía hay que pagar por tolerar a estos líderes extraviadores. La huelga general belga mostró una vez más que los burócratas de "izquierda" como Renard harían todo lo posible para bloquear o desviar un movimiento capaz de amenazar el dominio capitalista. Pero ambas experiencias en Francia y Bélgica demuestran un deseo espontáneo de los obreros de iniciar una lucha contra la clase capitalista-levantándose ocasionalmente para confrontar abiertamente al sistema.

7. La tarea de los trotskistas en el movimiento obrero europeo es la construcción dentro de las organizaciones de masa existentes (sindicatos y, a veces, partidos) de otra alternativa de dirección. Los marxistas deben retener y ejercer en todo momento una independencia política y programática en el contexto de la forma organizativa en cuestión. Es correcto y hasta obligatorio apoyar las tendencias dentro de la burocracia obrera, en cuanto defiendan los intereses esenciales de la clase obrera o reflejen un impulso de lucha de clases en el movimiento obrero; pero este apoyo es siempre sólo condicional y crítico. Cuando, como es inevitable, la lucha de clases llega al punto en que los burócratas _ de izquierda_ juegan un papel reaccionario, los marxistas deben oponerse a ellos de inmediato y abiertamente. La conducta de la tendencia centrista localizada alrededor del periódico belga La Gauche al retirar durante la huelga general el eslogan de marcha hacia Bruselas para evitar una ruptura con Renard, es todo lo opuesto a una actitud marxista frente a la burocracia laboral.

8. Las perspectivas objetivas para el desarrollo de un movimiento trotskista en Europa son extremadamente brillantes. Gran número de los mejores militantes jóvenes de todos los países, rechazando la rutina cínica y arribista de los burócratas estalinistas y social demócratas, están buscando con ahínco una perspectiva socialista. Pueden ser ganados para un movimiento capaz de convencerles, práctica y teóricamente, de que ofrece dicha perspectiva. Los cambios estructurales nacientes de la integración europea plantean las cuestiones de la democracia obrera como la alternativa frente al control estatal de las organizaciones obreras y compelen a la clase obrera hacia luchas de clase cada vez más significativas. Si bajo estas condiciones objetivas los trotskistas de Europa Occidental fracasan en crecer a ritmo acelerado, será porque ellos mismos han adoptado la posición revisionista de satélites de los líderes laborales, opuesta a la perspectiva de lucha en torno al programa de democracia obrera.

BLOQUE SOVIETICO

9. Desde la Segunda Guerra Mundial los países de Europa Oriental se han ido convirtiendo en estados industriales modernos. A medida que el proletariado de los estados obreros deformados aumenta en número y eleva su nivel de vida y de cultura, así también aumenta el conflicto irreprimible entre la clase obrera y la burocracia estalinista totalitaria. A pesar de la derrota de la revolución proletaria húngara, el proletariado del bloque soviético ha ganado reformas importantes, ensanchando substancialmente su' campo de pensamiento y de acción. Estas reformas, sin embargo, no significan un "proceso de reforma" o "un proceso de desestalinización": han sido cedidas a regañadientes por una burocracia incorregible, están sometidas a un continuo ataque por los "herederos de Stalin", y permanecen en constante peligro mientras prevalezca el dominio burocrático estalinista. Estas concesiones son significativas históricamente en cuanto ayudan al proletariado a prepararse para derribar la burocracia. Una desestalinización real solo puede ser llevada a cabo por una revolución política.

10. Una nueva dirección revolucionaria está brotando de la juventud proletaria del bloque soviético. Inspirándose en fuentes gemelas-la inextinguible tradición leninista y las necesidades directas y tangibles de su clase-la nueva generación está formulando e implementando en la lucha el programa de la democracia obrera. Es notable en este aspecto la observación hecha recientemente por alguien que ha participado durante largo tiempo en la vida estudiantil soviética. En lo tocante al carácter fundamental de gran parte de la extensa oposición entre la juventud rusa, ha declarado lo siguiente, "Porque es un marxista-leninista el estudiante ruso está mucho más radicalmente insatisfecho que si fuera un pragmático anglo-sajón." (David Burg al _New York Times) Los trotskistas, continuadores lineares de un estadio previo, tienen una contribución indispensable quehacer en esta lucha: el concepto de un partido internacional y de un programa de transición requeridos para llevar a cabo la revolución política. El ayudar al desarrollo de una dirección revolucionaria en el bloque soviético a través del contacto personal e ideológico es una actividad práctica primaria para cualquier dirección internacional digna de dicho nombre.

REVOLUCION COLONIAL

11. E1 significado programático de la democracia obrera es máximo en las regiones mundiales atrasadas, antes coloniales: es precisamente en este sector en el que el programa de la democracia obrera proporciona la línea de demarcación más clara posible entre las tendencias revolucionarias y revisionistas. En todos estos países la lucha por los derechos democrático-burgueses (libertad de palabra, derecho a organizarse y a huelga, elecciones libres) es de enorme importancia para la clase obrera porque sienta las bases para la lucha avanzada hacia la democracia proletaria y el poder obrero (control obrero de la producción, poder estatal basado en consejos obreros y campesinos).

12. La teoría de la Revolución Permanente, básica en nuestro movimiento, declara que en "el mundo moderno la revolución democrático-burguesa no puede ser completada nada más que a través de la victoria y expansión de la revolución proletaria-la consumación de la democracia obrera. La experiencia de todos los países coloniales ha confirmado esta teoría y mostrado al desnudo las manifiestas contradicciones internas que continuamente perturban el estado presente de la revolución colonial contra el imperialismo. Precisamente en aquellos estados en los que los fines burgueses de independencia nacional y re forma agraria han sido obtenidos más completamente, los derechos políticos democráticos de los obrero y campesinos no han sido realizados, cualesquier que sean las ganancias sociales. Esto es particularmente cierto en aquellos países donde la revolución colonial ha conducido al establecimiento d estados obreros deformados: China, Vietnam del Norte y Cuba. El balance, hasta la fecha, ha sido una victoria frustrada, o bien esencialmente vacía, como en las neo- colonias de modelo africano, o profunda mente limitada y deformada, como en el ejemplo chino. E1 resultado actual es una consecuencia de predominio de fuerzas de clase específicas dentro de los levantamientos coloniales, y de las formas con específicas relaciones de clase empleadas en la lucha Estas formas impuestas sobre la lucha han sido, allí con toda su variedad, exclusivamente "desde arriba" es decir, comprendiendo desde formas parlamentarias, hasta burocrático-militares. Y las fuerzas d clase involucradas han sido, por supuesto, burguesa o pequeño-burguesas. Una contraposición de clase: se desarrolla a partir del complejo de antagonismo: que resultan del fallo de llevar a término la revolución democrático-burguesa. Los líderes pequeño burgueses con sus formas burocráticas y método; empiricistas se oponen a la participación en la lucha de los obreros como clase. La intervención de la clase obrera gira necesariamente en torno a la obtención de la democracia obrera y requiere la dirección de la vanguardia proletaria revolucionaria con conciencia programática de su misión histórica A medida que la clase obrera gana ascendencia e la lucha y se lleva a la zaga a las capas más oprimidas de la pequeña burguesía, la Revolución Permanente será impulsada hacia adelante.

13. La Revolución Cubana ha expuesto las múltiples infiltraciones que el revisionismo ha hecho dentro de nuestro movimiento. Con el pretexto de defender la Revolución Cubana, en sí misma una obligación de nuestro movimiento, se ha dado apoyo pleno, incondicional y sin críticas al gobierno y liderato de Castro, a pesar de su naturaleza pequeño- burguesa y su conducta burocrática. Sin embargo e: record del régimen de oposición a los derecho: democráticos de los obreros y los campesinos cubanos está claro: el despido burocrático de loe líderes del movimiento obrero elegidos democráticamente, y su remplazo por lacayos estalinistas; supresión de la prensa trotskista; proclamación del sistema de partido único; y mucho más. Este record es paralelo a los enormes logros iniciales, sociales y económicos, de la Revolución Cubana. Así los trotskistas son desde luego los defensores más militantes e incondicionales de la Revolución Cubana, así como del estado obrero deformado que nació de ella, contra el imperialismo. Pero lo: trotskistas no pueden poner su confianza en, o dar su apoyo político, por muy crítico que sea, aun régimen gubernamental hostil a los más elementales principios y prácticas de la democracia obrera, aunque nuestra orientación táctica no es la que sería hacia una casta burocrática endurecida.

14. Lo que es cierto de la orientación de los revisionistas hacia el régimen de Castro es todavía más aparente en lo que respecta al régimen de Ben Bella, que gobierna ahora en Argelia con el programa de una revolución "socialista" en cooperación con el imperialismo francés. La naturaleza anti- obrera de este grupo pequeño-burgués ha sido puesta en evidencia para todos menos para los voluntariamente ciegos por la imposición de su control sobre el movimiento obrero y por la supresión de todos los partidos de oposición. Ni siquiera la extensa nacionalización ni el desarrollo de comités de "autogestión", vistos en el contexto de la expropiación política de la clase obrera y la orientación económica hacia colaboración con Francia, pueden dar a Argelia el carácter de un estado obrero, sino que, por el contrario, la califican como una sociedad capitalista atrasada con un alto grado de estatificación. Como revolucionarios, nuestra intervención en ambas revoluciones, como en cualquier estado existente, debe estar de acuerdo con la posición de Trotsky: "No somos un partido de gobierno; somos el partido de la oposición irreconciliable" (En defensa del marxismo). Esto puede tan sólo dejar de aplicarse en relación con un gobierno genuinamente basado en la democracia obrera.

15. La experiencia desde la Segunda Guerra Mundial ha demostrado que la guerra de guerrillas basada en los campesinos bajo una dirección pequeño-burguesa no puede llevar más allá de un régimen burocrático anti- obrera. La creación de tales regímenes ha sido posible bajo las condiciones de decadencia del imperialismo, la desmoralización y desorientación causadas por la traición estalinista, y la ausencia de una dirección revolucionaria marxista de la clase obrera. La revolución colonial puede tener un signo inequívocamente progresista sólo bajo una tal dirección del proletariado revolucionario. Para los trotskistas el incorporar a su estrategia el revisionismo sobre la cuestión de la dirección proletaria en la revolución es una profunda negación del marxismo- leninismo, cualquiera que sea el beato deseo expresado al mismo tiempo de "construir partidos marxistas revolucionarios en los países coloniales". Los marxistas deben oponerse resueltamente a cualquier aceptación aventurerista de la vía al socialismo a través de la guerra de guerrillas campesina-análoga históricamente al programa táctico social-revolucionario contra el que luchó Lenin. Esta alternativa sería un curso suicida para los fines socialistas del movimiento, y quizá físicamente para los mismos aventureros.

16. En todos los países atrasados en que el proletariado existe como clase, el principio fundamental del trotskismo es la independencia de la clase obrera, sus sindicatos y sus partidos, en intransigente oposición al imperialismo, a cualquier burguesía liberal "nacional", y a gobiernos y partidos pequeño-burgueses de todas clases, incluyendo aquellos que profesan el "socialismo" y hasta el "marxismo-leninismo". Sólo de esta manera puede abrirse el camino para la hegemonía de la clase obrera en alianza revolucionaria con las capas oprimidas pequeño-burguesas, particularmente los campesinos. Similarmente, el que el partido obrero en un país avanzado viole la solidaridad de clase con los obreros de un país atrasado al endosar políticamente un gobierno colonial-revolucionario pequeño- burgués, es un signo seguro de centrismo oportunista, al igual que el rechazar la defensa de una revolución colonial debido al carácter no proletario de su dirección es un signo de sectarismo o de algo peor.

17. La interrelación de las luchas democrático- burguesa y democrático- proletaria en la revolución colonial continúa como fué formulada en el programa de fundación de la Cuarta Internacional, una formulación que todavía retiene hoy completa validez:

"Es imposible rechazar pura y simplemente el programa democrático; es necesario que las masas por sí mismas sobrepasen este programa en la lucha. La consigna de la Asamblea Nacional (o Constituyente) conserva todo su valor en países como China o la India. Es necesario ligar indisolublemente esta consigna a las tareas de la emancipación nacional y de la reforma agraria. Es necesario ante todo armar a los obreros con este programa democrático. Sólo ellos pueden levantar y unir a los campesinos. Sobre la base del programa democrático-revolucionario es necesario oponer los obreros a la burguesía 'nacional'. A una cierta etapa de la movilización de las masas bajo las consignas de la democracia revolucionaria, los soviets pueden y deben surgir. Su rol histórico en cada período dado, en particular su relación con la Asamblea Nacional, está determinado por el nivel político del proletariado, por la ligazón entre éste y la clase campesina, por el carácter de la política del proletariado. Tarde o temprano los soviets deben derribar a la democracia burguesa. Sólo ellos son capaces de llevar hasta el final a la revolución democrática y abrir así la etapa de la revolución socialista.

"E1 peso especifico de las diversas reivindicaciones democráticas y transitorias en la lucha del proletariado, su ligazón recíproca, su orden de sucesión, están determinados por las particularidades y condiciones propias de cada país atrasado, y en una parte considerable, por su grado de atraso. No obstante la dirección general del desarrollo revolucionario puede ser determinada por la fórmula de la revolución permanente, en el sentido que definitivamente han dado a esta fórmula las tres revoluciones rusas (1905, febrero de 1917 y octubre de 1917)."
-La agonía del capitalismo y las tareas de la Cuarta Internacional (Programa de Transición)

CONCLUSIONES

18. La tarea del movimiento marxista revolucionario internacional es hoy la de restablecer su propia existencia real. Hablar de la "conquista de las masas" como una guía general internacionalmente es una exageración cualitativa. Las tareas ante la mayoría de las secciones y grupos trotskistas de hoy nacen de la necesidad de aclaración política en la lucha contra el revisionismo, en el contexto de un nivel de trabajo de naturaleza generalmente propagandística y preparatoria. Una parte indispensable de nuestra preparación es el desarrollo y fortalecimiento de raíces dentro de un mayor movimiento de la clase obrera sin las que los trotskistas estarían condenados a un aislamiento estéril o a la degeneración política en períodos de aumento de lucha de clases, y en cualquier caso incapaces de avanzar en nuestra tarea histórica de conducir a la clase obrera al poder. Por encima de todo, lo que se puede y debe hacer es construir un partido mundial firmemente basado en secciones nacionales fuertes, la reunión de un cuadro de militantes de la clase obrera ganado y probado en el proceso de la lucha de clases, y en la recia base de la perspectiva revolucionaria de la Cuarta Internacional, el programa para llevar a cabo la democracia obrera-culminando en el poder obrero. Una exposición fundamental que amplía esta perspectiva, su oposición al pablismo, y su relevancia en los Estados Unidos, está contenida en el documento de la Minoría, "In Defense of a Revolucionary Perspective" ([SWP] Discussion Bulletin, Vol. 23, No. 4, julio de 1962).

19. La "reunificación" del movimiento trotskista alrededor de la base centrista del pablismo en cualquiera de sus variantes sería un paso que nos alejaría, en vez de acercarnos, del genuino renacimiento de la Cuarta Internacional. Sin embargo, si la mayoría de los grupos trotskistas existentes ahora insiste en seguir adelante con dicha "reunificación", la tendencia revolucionaria del movimiento mundial no debería volver la espalda a estos cuadros. Por el contrario, sería vitalmente necesario pasar por esta experiencia con ellos. La tendencia revolucionaria entraría el movimiento "reunificado" como facción minoritaria, con la perspectiva de ganar una mayoría hacia el programa de la democracia obrera. La Cuarta Internacional no renacerá a través de una adaptación al revisionismo pablista: sólo con la lucha política y teórica contra toda forma de centrismo puede el partido mundial de la revolución socialista ser finalmente establecido.

14 de junio de 1963


Posted: May 2003